Un grupo de activistas políticos trataba de mostrar al Maestro cómo su ideología podría cambiar el mundo. El Maestro les escuchó atentamente.
Y al día siguiente dijo: "La bondad o la maldad de una ideología depende de las personas que hagan uso de ella. Si un millón de lobos tuvieran que organizarse en favor de la justicia, ¿dejarían de ser un millón de lobos?". Anthony de Mello.
Acabo de leer en Internet que La Sagrada Congregación para la Doctrina de La Fe, presidida por el entonces cardenal Monseñor Ratzinger, decretó en agosto de 1998 que la obra del jesuita Anthony de Mello es incompatible con la fe católica y causa de "grave daño" para los fieles. La condena se basa en que el jesuita utiliza la mística de todo el mundo para transmitir un mismo mensaje; en general habla de meditación, iluminación, autoconciencia y el espíritu, aunque todo se resume en una enseñanza: cómo ser mejor ser humano. Y esto es un grave daño para la Iglesia.
Ya sé, ya sé que no es un tema a gusto de muchos lectores de este blog, peeeeeeeero es que los libros de este hombre me han enseñado mucho, y se me han removido las entrañas cuando he leído ese "decretazo".
La próxima vez el tema será terrenal. O no, depende.
lunes, 21 de mayo de 2007
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