Solicito indulgencia, porque esto de escribir en el blog está resultando una ordalía... Indulgencia también ante mi escaso estilo literario, ya que lo que importa es la intención y el contenido (¿no?).
Ante todo quisiera agradecer a Alex Kidd el esfuerzo que ha hecho al crear este espacio, que en realidad es llevar un paso más allá los usuales debates en el güishi. Pasamos tan gratos momentos con nuestros clientes (separados por la barra, ojo) que se merecen un pequeño homenaje, para que quede plasmado sobre el papel virtual.
Tener un bar en Lavapiés es como poner un chiringuito en un puesto fronterizo en territorio comanche: ves de todo. Diría que un 90% bueno, un 5% malo y el otro 5% te hace empatizar con los asesinos en serie. Sobre todo en esos días que te va a bajar la regla, y que la paciencia se agota o no existe, y entonces te conviertes en el increíble Hulk, o en Darkman, (pobrecito), y vas a por sangre... es entonces cuando me siento como el Sargento de Hierro, y entiendo a Clint.
Pero ese es el Lado Oscuro de la Fuerza. Afortunadamente nuestra clientela fue a la academia de los Jedi (espero que no me lea ningún trekkie). Hay gente que viene desde que abrí el bar hace ya dos años y medio, con los que ya hay familiaridad; otros son igual de fieles pero más reservados o más tímidos, pero lo que es común a todos es el buscar un espacio público y a la vez familiar, como el salón la propia casa pero donde te reconozca alguien, porque a fin de cuentas estamos sólos. Brevemente, compartimos esa soledad en mi güishi y con ello se hace más llevadera la ciudad.
Ojito, la próxima vez habrá caña... nooo, cañas no, viciosillos!!
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